EL CAMINO DE LA ESPIRITUALIDAD
SIN CREENCIAS

El homo-sapiens invento dioses y religiones y luego comenzó a pelear para defender sus creencias.
El Homo-sapiens-sapiens descubrió la espiritualidad que no divide, sino que une.
Esta espiritualidad nace del ver y del hacer, porque no está basada en las en la fe sino en la experiencia.
Esta basada en la experiencia de experimentar la vida mas allá de los confines del ego que sufre porque se siente separado de todo.
Nuestra experiencia actual consiste en la lucha del ser humano por avanzar en su evolución, frente a la resistencia feroz del ser humano que se rinde al miedo de dejar atrás su vieja naturaleza depredadora.

He venido a decir que tenemos demasiada religión y demasiadas creencias que nos separan y que cuando dejamos de ver la realidad para mirar solo a las creencias que se albergan en nuestra mente, dejamos de vernos unos a otros bajo el cristal de nuestra humanidad común y nos ponemos en camino de la guerra.

He venido a decir que nos hace falta la espiritualidad silenciosa que no esta hecha de ideologías o creencias, sino del simple ver lo que está frente a nosotros. Nace del simple escuchar las historias de nuestras vidas que nos unen y que nos revelan que nos duelen los mismos dolores y nos emocionan los mismos sueños.

Descubrí que los seres humanos nos movemos por imágenes mentales que son mas poderosas que las imágenes del mundo físico que nos rodea y que por esas imágenes que alimentamos dentro nuestro construimos el cielo o el infierno en el que habremos de vivir hasta al día que despertamos y distinguimos que pensar y ver son cosas diferentes.

La espiritualidad natural no requiere de predicas, ni de predicadores. Requiere un momento de silencio interno para que los sonidos de la naturaleza y las voces de los demás puedan en realidad llegar hasta nosotros. Esta espiritualidad natural no es patrimonio de los que se consideran espirituales, ni territorio inaccesible para los que se consideran escépticos. La voz del espíritu, si es que le podemos llamar así a ese silencio infinito que nos permite comprender sin palabras, habla a través de la naturaleza. Cuando la escuchamos, descubrimos que habla desde adentro y desde afuera al mismo tiempo. Descubrimos que somo naturaleza y que lo que somos no se puede encasillar dentro de lesa historia repetida a la que llamamos «yo».

Esta espiritualidad natural no es la conquista de una larga vida, ni el resultado de un camino de penurias y sacrificios. Es el resultado natural de salir al mundo, caminar y respirar, dejando al mundo ser lo que es sin intentar en convertirlo en otra cosa con nuestras ideas. Yo la descubrí caminando en bosques y montañas. Me la encontré en la mirada absorta de mis amigos wixarika alrededor de una fogata. La descubrí escuchando las historias de maravilla y de terrors, de penas y alegrías portentosas que me contaron los humanos a lo largo de toda una vida de escuchar sus historias alrededor de nuestro maravilloso planeta.

He pasado la vida invitando a otros a esos caminos. Algunos han aceptado la invitación y me permitieron comprobar como, alrededor de una fogata a la que se trata con cariño, todas las voces son importantes y se vuelven una misma voz, sin importar cuan diferentes sea nuestra apariencia, nuestra condición social, nuestro trabajo, nuestras historias de vida, las cosas que creemos o la manera en que vestimos. Descubrí que un poderío de la naturaleza, cuando se le observa con atención y se le trata con respeto, siempre una y nunca separa. Por eso estoy convencido de que ha llegado el tiempo de descubrir o inventar el sentido de la vida, no a partir de viejas creencias, ya sean personales o sociales, sino a partir de la experiencia compartida con los otros y con el espíritu que vibra y se manifiesta en la naturaleza que nos rodea siempre, y cuya influencia y realidad es mas fuerte que todos los dramas personales, familiares, sociales o mundiales. El secreto está allí, muy cerca. Siempre ha estado a tu alrededor. Solo tienes que dejar de mirar la pantalla que siempre te aocmpaña. Salir de tus cuatro paredes y contemplar el mundo que siempre ha estado alli. Esperándote.

Levanta tu rostro y mira. Ese es el principio del camino… si lo ves… pon atención y síguelo.

Camina…

Lecturas relacionadas

FRAGMENTO DE LA INTRODUCCIÓN DEL LIBRO
CONVERSACIONES CON EL FUEGO—El Camino al Espíritu a Través de la Naturaleza
de VICTOR SANCHEZ
PRÓXIMAMENTE A TRAVÉS DE WISE DEER PRESS.

Conversaciones con el Fuego es una obra dedicada a la ancestral relación espiritual del ser humano con las fuerzas de la naturaleza
Se trata de la más antigua tradición espiritual sobre la tierra y que precede a la invención de la religión.
Esta tradición surge a partir del descubrimiento del fuego; ya no solamente como fuente de energía, calor, preparación de los alimentos, etc. Sino como una entidad trascendente a la que se puede consultar para comprender el sentido no evidente de las cosas y la voz de nuestro espíritu.

Es la tradición de los que hablan con el fuego.

«En contraste con las religiones organizadas, la conexión espiritual con el fuego, no está basada en la fe, sino que se sustenta en la experiencia práctica y surge a partir de la vinculación cognitiva y emocional con los grandes poderíos de la naturaleza.
Si consideremos el simple hecho de que esta práctica comenzó en algún momento entre el Neolítico y el Paleolítico, hace cientos de miles de años; dando lugar al nacimiento de la cultura como fenómeno antropológico, es sorprendente darse cuenta de que la misma tradición sigue viva en nuestra época, y sigue sintiéndose como algo especial para nosotros, lo mismo que fue especial para nuestros antepasados del Neolítico. Esa asombrosa supervivencia nos permite intuir que una motivación muy poderosa e importante subyace en el significado profundo de la relación espiritual entre los seres humanos y la naturaleza.
El momento específico en que sucedió se pierde en la noche de los tiempos. Fue a través del sencillo y cautivante acto de reunirse alrededor de una fogata y prestarle atención, que los primeros seres humanos desarrollaron las capacidades cognitivas extraordinarias del cerebro y crearon el lenguaje; fue sólo entonces que se reconocieron como comunidad y comenzaron a encontrar significados abstractos para su presencia en el mundo.

A través de las conversaciones y las historias compartidas alrededor del fuego, los primeros humanos pudieron reconocer su vida interior y la vida interna, de otro modo imposible de ver, de aquellos que les rodeaban.
Descubrieron también la silenciosa pero poderosa voz del fuego y a través de ella, la voz de la naturaleza, que se convirtió en protección, espejo y guía…

…Debido a mi experiencia personal y a la que he compartido con tantos seres humanos alrededor del mundo a lo largo de toda mi vida, puedo dar testimonio de que aún hoy, en la misma época en la que las tecnologías digitales y la llamada realidad virtual, hacen cada vez más frágil y tenue la conciencia de nuestra relación esencial con la naturaleza; estas tradiciones y sus prácticas, siguen siendo una puerta muy efectiva de regreso a la realidad y a nuestra a la esencia de los que nos hace humanos.

Frente al fenómeno creciente de nuestra migración masiva a la vida en línea, la cual nos aleja cada vez más de la vida entre las personas de carne, hueso y espíritu; resulta esperanzador el saber que -al igual que en el paleolítico- sigue sucediendo, que cada vez que encendemos una fogata en un entorno de atención y respeto, el fuego sagrado habla y nuestro ser natural despierta nuevamente.
De la misma manera, en medio de nuestras grandes y pequeñas guerras, cada vez que -cobijados por la vibrante fuerza de la naturaleza- nos escuchamos el uno al otro con genuina curiosidad, recuperamos la experiencia de ser comunidad.
Es mi deber y mi voluntad, compartir esta tradición con las presentes y futuras generaciones, en la simple y directa forma en que me ha sido revelada.»

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